domingo, 28 de agosto de 2011

Winett de Rokha

Nació en Santiago de Chile el 7 de julio de 1892, con el nombre de Luisa Anabalón Sanderson. Hija del Coronel de Ejército Indalecio Anabalón y de Luisa Sanderson, quien era hija del políglota y gramático Domingo Sanderson, traductor de autores griegos clásicos, como Safo de Lesbos y Ovidio.
Cursó su educación básica en el Liceo Nº3 de Santiago de Chile. En 1914 decide enviarle un poemario de su autoría al poeta Pablo de Rokha, pero firmando como Juana Inés de la Cruz, pseudónimo que entonces utilizaba, El poemario se titulaba Lo que me dijo el silencio, y pese a que el poeta lo criticase con cierta dureza, no pudo evitar enamorarse de la poetisa, por lo que retornó desde Talca a Santiago en su búsqueda. El 25 de octubre de 1916 Luisa Anabalón y Carlos Díaz Loyola, nombre real de Pablo de Rokha, se unieron en matrimonio. A partir de entonces, ella tomaría el pseudónimo literario de Winétt de Rokha, el cual nunca más dejó de utilizar. La familia se conformó finalmente con sus hijos Carlos (poeta conocido como Carlos de Rokha), Lukó (pintora conocida como Lukó de Rokha), Tomás, Juana Inés, José (destacado pintor), Pablo, Laura y Flor. Varios de ellos murieron prematuramente: Carmen y Tomás, muy pequeños, mientras que Carlos y Pablo, murieron ya mayores y de manera trágica.
En 1944, el Presidente Juan Antonio Ríos, nombra a su marido Embajador Cultural de Chile en América, con lo cual ambos emprenderían un extenso viaje por 19 países del continente. Luego de constantes viajes, se entera en una escala en Argentina que Gabriel González Videla ha sido elegido Presidente de Chile, quien dicta la Ley de Defensa de la Democracia (conocida también como "Ley Maldita") y comienza un período de represión contra el Partido Comunista. En 1949, Winétt de Rokha regresó a Chile junto con Pablo de Rokha. Llegó al país enferma de cáncer, falleciendo en 1951. En 1953 Pablo de Rokha publicaría Fuego negro, elegía de amor dedicada a su amada esposa.

Obras:

• Horas de sol, 1914.
• Lo que me dijo el silencio, 1915.
• Formas de sueño, 1927.
• Cantoral, 1936.
• Oniromancia, 1943.
• Suma y destino, 1951



Fotografía en Obscuro

Resuena en las amapolas del cielo
mi historia de piedra dormida,
desde el suceso inmemorial de los crepúsculos.
Prolongo mares de árboles
besando el camino sin término.
Entrego a la vida mi sombra
de calle tranquila;
-balcón en la ciudad de los arabescos inusitados-.
Amo la línea que se escucha,
como el color inicial de la aurora, traduciéndose
en la palabra del hombre
o en la palabra roja del trueno.
Majadería de niño, que lanza su honda al espacio,
camina mi balbuceo discontinuo
creciendo del mar y del sol su mariposa.

Trenzas de Humo
Porque los exaltados nubarrones
descienden en la soledad del amanecer,
y los altos tejados inyectan su veneno de hastío,
y sobrepujan
a la onda exterior y superficial del día.
¿De dónde han venido aquellas mariposas
tan amarillas,
a deshojar un collar de ébano
alrededor de mi garganta,
que es un lirio entre dos abismos?
Allá los corderos mudos,
sacrificados en el marco de la mañana;
allá los volcanes libres y los pensamientos,
los caracoles rubios besando las bocas
de las campanillas jugosas.
La danza inmediata de aquel viento que huele a muerte,
encuclillándose a mis pies, ahora,
palpándome las sienes con una gasa desprendida.
La claridad en los ojos risueños
como el advenimiento de Pentecostés.
Mi corazón se precipita
a la orilla de los horizontes sin medida,
deteniendo hélices,
con un puñado de ópalos en acción,
y, como si todo, absolutamente todo
ocurriera,
estoy en las fronteras del sentido habitual,
mirando cómo las piedras,
(sin que nadie las escuche pensar),
lavan su cara
con la inmovilidad del tiempo.
Pareciendo mi ser una hoja de platino.

Padrenuestro

A menudo la soledad,
con su gran rumor de silencio,
merodea en mi alma.
Las almas oscuras de los murciélagos,
azotan ilusiones sombrías en los vidrios.
Friolentas, las chimeneas
echan su aliento triste,
hacia los caminos libres y sin huellas
del cielo y del tiempo.
La respiración de flor del niño
ahuyenta los malos espíritus,
mientras voy trizando la mirada
en la negra arquitectura de los libros.
Mi lámpara,
como la hoja trágica de un puñal,
atraviesa el corazón del alba.


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