jueves, 8 de septiembre de 2011

Adela Zamudio

La Paz, 1854 - Cochabamba, 1928. Poetisa y novelista boliviana. Su notable figura representó en su país la transición del romanticismo al modernismo.
Dirigió la primera escuela laica de Bolivia en La Paz. Además fundó también la primera escuela de pintura para mujeres (1911) y posteriormente para niños, en uno de los arrabales de la capital. En 1928 recibió la máxima condecoración literaria otorgada por el gobierno de la nación. Entre su dedicación a la enseñanza y su actividad literaria, Zamudio desarrolló una significativa labor sociocultural en pro de la emancipación intelectual y social de la mujer.
Sus inicios creativos fueron la publicación de algunos poemas bajo el seudónimo de Soledad, con una lírica fluida en la que aparecían la naturaleza y los sentimientos como temas principales, elementos que después terminaron por ser fundamentales en su obra, donde supo expresarse sirviéndose de todos los géneros y formas retóricas.
Autora de varias piezas de teatro, de ensayos pedagógicos y políticos, cuentista y poeta de extrema preocupación social y angustia filosófica, en sus textos reveló una singular conjunción entre rebeldía y misticismo. Entre sus principales obras sobresalen Ensayos políticos (Buenos Aires, 1887), Íntimas, Peregrinando y Ráfagas (París, 1914).
El lugar más destacado entre la producción poética de Zamudio lo ocupa la obra Ensayos poéticos, publicada en Buenos Aires en 1928, con un prólogo de Juan José García Velloso. En dicha obra aparecen reflejados todos los temas recurrentes de la escritora -la vida, la naturaleza, la preocupación filosófica, los sentimientos y la mujer-, consolidándose el estilo armonioso y sencillo que caracterizaron una escritura entre tierna y pesimista.

NUBES Y VIENTOS
Del sol del verano Los rayos de fuego
calcinan la tierra,
Las horas transcurren y en lenta agonía 
se abraza y consume la mustia pradera.

En la árida playa del próximo río 
tan sólo hay enjutas y ardientes arenas; 
vapores que se alzan de un fétido estanque, 
brillando a lo lejos titilan y tiemblan. 

En todo el espacio que abarca la vista
ni un alma se mueve, ni un eco resuena. 
Que paz y que tedio! solemne el paisaje 
de un gran cementerio la calma remeda.

De pronto en la línea del ancho horizonte 
blanquísima nube surgiendo ligera 
se agranda, se extiende, y en pocos instantes 
entolda la esfera.

La atmósfera ardiente palpita de gozo 
y el leve murmullo de brisa indiscreta
en prados y bosques esparce el anuncio
de próxima fiesta.

La anuncian distantes Los ecos confusos
del viento que vuela;
sutil, diligente, retoza en el prado,
se lanza a la aldea,

Recorre Las calles, tropieza en Los muros, 
sacude Las puertas,
y en calles y prados exclama triunfante: 
Ya vienen ! Ya llegan!

Y plantas y flores sacuden el polvo
y al goce se aprestan,
y en tanto, en la nube que entolda el espacio 
retumba la orquesta.

Turbión de agua y viento que anubla el paisaje 
con loco algazara chillando se acerca
y al soplo pujante se agita confusa
la vasta pradera.

Turbión de agua y viento que arrastra en sus giros 
ramajes y flores, guijarros y arenas,
y en pocos instantes, sembrando el desorden, 
transforma la escena.

Flexible y gozosa se entrega a su impulso 
la inquieta arboleda,
y molles y sauces ensayan la danza
tendida a Los aires la gran cabellera.

Los troncos añosos, el bárbaro empuje 
resisten apenas
con secos gruñidos, de bosques y prados 
la suerte lamentan:

Pared piedrecillas de la árida playa, 
sabeis, revoltosas, a dónde se os lleva? 
queréis ver mañana cubierta de escombros 
la hermosa pradera?

Las flores que al borde del fétido estanque 
lucieron sencillas su blanca inocencia
qué harán si ese fango se agita y rebosa 
de miasmas malsanos llenando la senda?

Al ave que el nido colgó de la rama 
que suerte le espera?
Qué hacéis, insensatos, trastorno y desorden 
sembrando doquiera?

Y el viento, aturdido, con risa estridente 
responde a sus quejas;
y en tanto en la nube que entolda el espacio 
retumba la orquesta.

La danza prosigue. Mil gritos de orgía 
se apagan por grados... La noche comienza... 
y el campo, cubierto de fango y destrozos, 
se envuelve en tinieblas.

Qué fue de las aves, qué fue de las flores, 
qué fue de la hermosa, fecunda pradera?... 
Tras noche de horrores se ve como siempre 
surgir la mañana brillante y serena. 

Vistiendo ropajes de frescos matices
las ramas se cubren de brotes y yemas,
el campo renace luciendo sus galas,
sus galas eternas!

Tal es oh misterio! la ley de la vida
que todo renueva,
que el viento y la nube son fuerzas que a un tiempo 
destruyen y crean.

Mas ay! que esa aurora transcurre cual otras, 
la pálida tarde de nuevo se acerca 
y exhala en el fango confusos gemidos
el alma doliente de flores ya muertas.

Vosotras que, erguidas, alzáis a los cielos 
la frente serena
sabéis por ventura lo que es la existencia? 


Ah! triste el destino que cupo a las flores 
Felices las piedras,
felices las rocas que ignoran la vida
que sienten apenas.

También cual vosotras ufanas un día 
pasamos las horas forjando quimeras;
mas ahora... que somos? despojos humildes 
que abonan el surco que el germen sustenta. 

Brotar de la nada, sentirse inmortales, 
soñar unas horas... volver a la tierra... 
Oh ley misteriosa! continua mudanza,
cuál es tu grandeza?

Si el íntimo anhelo, perfume del alma 
que sube a la esfera,
no alcanza otra vida; si sólo es engaño, 
si sólo es quimera,
maldita mil veces! oh madre! oh Natura! 
maldita mil veces tu vana tarea


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Escribe aqui tu comentario.